lunes, 28 de julio de 2008

Una charlita con Freud





Una charlita con Freud


I

No tengo ni idea de por qué le cuento esto.
Pensé que en un punto podía servir para entender algunas cosas , no esto concreto que no tiene explicación, sino aquellas que termino haciendo igual aunque me joda.
Ya le dije una vez que voy a Jumbo, porque aunque es más caro que el resto me da más confianza, está más limpio, que se yo. Ayer estaba en la fila de la caja cuatro y había dos chicas que me miraban y se reían. La risa no era porque yo estuviera haciéndome el gracioso, ni mucho menos, sino que creo que yo en general las divertía, mi imagen, mi cara de desdichado, o mi pelada. Ahí estaban las muy soretes, codeándose una a la otra, cada vez que yo acomodaba los sachets de leche sobre la cinta transportadora para que la cajera me los cobrara. En un momento escuché que la más alta de las dos, le decía a la amiga algo como “este tipo es un enfermo”. Creo que lo dijo cuando le devolví tres leches a la cajera para que las separe como mercadería defectuosa, así le dije, porque para mi esos tres sachets pesaban menos de un litro, y no estoy dispuesto a pagar por algo donde me están queriendo cagar.
Las miré, con cara de que ya no las toleraba, pero no me animé a decirles nada para no llamar la atención del resto de los clientes que estaban en la fila. Yo trato de pasar desapercibido, y esas situaciones me ponen de mal humor. Me hacen sentir igual que cuando los profesores me decían pase usted al frente Gutiérrez, y me empezaba a latir el párpado del ojo izquierdo. Así que seguí ubicando los postrecitos de chocolate, después la variedad de quesos, y por último las gaseosas y la carne. Para hacerle más fácil la tarea a la cajera, me puse a embolsar los productos, así de paso podía poner los lácteos juntos, y cubrir con una bolsa individual cada bandeja de carne.


II

El martes, cuando estaba en el subte yendo a Tribunales, a eso de las nueve y cuarto, sentí que me asfixiaba.
Usted sabe que yo siempre viajo para el centro a eso de las ocho, pero esa mañana me habían sacado sangre, así que no pude desocuparme antes.
Mientras estaba ahí parado, con la gente incrustándome el maletín en el esternón, o rozándome la pelada con el Ámbito Financiero, sentí que la vista se me nublaba, y que se me debilitaban las piernas, igual que el día aquel en que la encontré a Marisa en el auto, en la esquina de nuestro departamento, con el jefe de la agencia en la que trabajaba. Ese hijo de puta que había venido a cenar a nuestra casa con su mujer, y que ahora estaba cogiéndose a la a la mía.
Sentí un hilo de transpiración que me recorría la columna, y un zumbido en los oídos. Al tipo que tenia al lado ya no le veía nítidamente el bigote, sino que la imagen de su cara oscilaba como un péndulo. Levanté la voz, y pedí un asiento, como podía ser que nadie se diera cuenta de que estaba blanco como las camisas que lavan en la propaganda, y que tenía cara de enfermo, y ninguno amagaba a levantarse, habrán pensado que era una joda, y yo no me iba a poner a explicarles que con la salud no se jodía, que solo quería sentarme para no caerme como un mamut arriba de los pasajeros y que todos se rieran a costa de mi malestar. Al final me senté, porque a un tipo se ve que le di pena. Me abaniqué con la agenda que llevaba en el portafolio y a duras penas me arrastré hasta tribunales.
Se me hizo largo el día, porque además de todo lo que me había pasado, no había podido parar en El Molino a tomar mi café con medialunas de las 9 de la mañana, y tuve que pedir que me lo trajeran a la oficina, y usted sabe que para mi no es lo mismo.

III

El jueves me la crucé a Marisa.
No se lo dije antes porque como estoy en plan de olvidarla, ahora que ya salió el divorcio, quería ver si me aguantaba las ganas de contarle, pero ya ve que no puedo. Estaba en el shopping, con una amiga, yo había ido solo a comprarme un dvd nuevo porque el que teníamos se lo quedó ella y todavía no había tenido ganas de ver una película, hasta esa tarde, justo.
La verdad que la vi bien, un poquito mas gorda, pero bien. Se acercó ella a saludarme, como estas, yo bien y vos.Nos quedamos ahí sin saber que decir después de la formalidad del saludo, la amiga se presentó, creo que dijo Carolina, una amiga del club, así que vas al club ahora, si, empecé a hacer deportes, que bueno, eso hace bien, si, relaja, bueno me alegro que estés bien, lo mismo digo y se fueron.
Yo me quedé como un pelotudo, duro como una estatua de sal, y como se me fueron las ganas de ver una película, no me compré el dvd y me volví a casa a mirar a Tinelli.

IV

Me quedé pensando, si hace deporte, por qué está más gorda que la última vez que la vi, cuando arreglamos el tema de las cosas con las que se quedaría.Al final se llevó la cafetera express también, parece que los amigos de tenis eran mas amigos de ella que míos y entonces le correspondía quedársela a ella.
Estaba demasiado gorda para estar haciendo actividad física, para mi que esta embarazada y no me lo quiso decir para no hacerme más mierda de lo que me hizo.
El hijo de puta del jefe se ve que ya la convenció de tener un pibe, cosa que yo en cuatro años no pude. Sí, me tengo que matar, soy el mas boludo del planeta.Al final se la quedó entrenadita, yo le enseñé a cocinar sano, y no esos congelados llenos de grasas trans que comía cuando vivía sola, le enseñé a manejar y hasta a cambiar una rueda de auxilio para que no tuviera que depender de nadie, le dije que el desorden no era una buena forma de vida, que si uno tiene un cajón para las medias distinto al de la ropa interior ya empieza el día de otra manera, y me fue haciendo caso. No la pude convencer mucho de levantarse con dos horitas de tiempo a la mañana para desayunar tranquilos y dejar todo prolijo antes de irnos al trabajo, me parece que ella prefería dormir, yo en cambio a las siete menos cuarto ya estaba preparándome unos mates.

V

Si está embarazada no se que hago.
Cuatro años estuve diciéndole que teníamos que agrandar la familia, y ella que me decía , que tenia otras prioridades, como hacer carrera en la agencia, o terminar el postgrado, un hijo te va a convertir en mujer, que yo no necesito una criatura para serlo, lo decís porque no sos madre todavía, ni quiero serlo, me respondía.
Yo miraba con cara de embobado a las parejas que pasaban felices con los carritos de bebé, y ella nada, por ahí hasta miraba una vidriera con tal de no darme el gusto de reconocer que en realidad yo tenia razón, y que lo único que la iba a hacer sentirse completa era un hijo.A mi que no me jodiera con el papel de mujer moderna e independiente, si mi vieja me lo contó de chico, que toda mujer no es mujer hasta que no es madre.


VI

Eso no es gordura de brownies o de combo de Mc Donald`s, debe estar embarazada.
Yo no se que voy a hacer si otro día me la cruzo en el shopping y la veo con un bebé en brazos.
Decir que me mato sería mucho. Usted me va a decir que lo vamos a ir hablando acá, en las sesiones de los viernes, y que así voy a poder ir cerrando la historia, pero usted ya sabe que a mi me cuesta hablar de lo que me pasa, no soy un tipo fácil.
Además, no le encuentro mucho sentido a esto de sentarme en este silloncito mientras usted toma nota de las cosas que me pasan en la vida. Después de todo no estoy tan mal. Debe haber gente que tiene problemas serios, de esos que necesitan terapia si o si, no como yo.
¿Le dije que al final no compré el dvd?

1 comentario:

*Alfa* dijo...

Blonda, me hiciste reir jajaja pobre hombre es patetico!!!